miércoles, 3 de diciembre de 2008

El constructivismo

El Constructivismo


En este tiempo donde la tecnología esta jugando un papel determinante en todos los órdenes sociales, no podemos soslayar que sus aportes son de gran valor, para conectarnos con los nuevos cambios que se generan en todos los ámbitos. Sin embargo, debemos decir que no se puede obviar la parte, en la que el estudiante debe ser actor de su propia película.

Cuando hablamos de esto, nos referimos a la parte que tiene que ver en la construcción de sus saberes. Es esta la parte importante que deseamos abordar y por lo que veremos el constructivismo, y algunas corrientes constructivitas desde la óptica de diferentes autores: Para Norberto Boggino escritor Argentino y autor de varios libros. Este ve el constructivismo desde la concepción, de que aprendemos cuando somos capaces de elaborar una representación personal sobre un objeto de la realidad o contenidos que pretendemos aprender. En este proceso no solo se modifica, lo que ya poseímos, sino también que interpretamos los nuevos, de forma que lo podemos integrar y hacerlo nuestro.

Es entonces desde donde podemos asumir que ha habido aprendizaje significativo. Esto es cuando a partir del significado existente, se construye uno propio, para un objeto que existe objetivamente.

Otro concepto abordado desde wikipedia, la enciclopedia libre lo define, como una corriente que afirma que el conocimiento de todas las cosas, es un proceso mental del individuo, que se desarrolla de manera interna conforme el individuo interactúa con su entorno.

Otro que aborda esta corriente de forma mas reciente es el profesor Bartola García el cual plantea que la cátedra magistral, el profesor, como fuente fundamental del conocimiento entraran en crisis, si no se alternan con técnicas constructivitas de enseñanza. Es así como considero que ya es tiempo de “tirar” las viejas concepciones de la educación, que centraba el proceso educativo, solo en el maestro, como único referente del conocimiento.

Los avances a los que hemos llegado en educación, no ponen en la vanguardia de que las viejas concepciones, son cosas del pasado. Es por esto que se hace necesaria una educación, donde cada estudiante sea arquitecto de su propio aprendizaje. Con esto no decimos, que el maestro quedara de un lado, claro que no pues, el papel del maestro esta latente, pero como guía, orientador, en el momento, en que el estudiante lo necesite.

Es al profesor que le toca diseñar estrategias apropiadas a cada tema, nivel, área, donde interactúan sus estudiantes, que permita, que estos puedan relacionar los conocimientos previos que tienen, con los nuevos que van a adquirir y partiendo de esta correlación apropiada encuentren significación a lo que han aprendido. Para esto el profesor debe pensar con sus estudiantes, no por sus estudiantes porque cuando con ellos, es allí donde el proceso tiene sentido pues, le sirve de ayuda, guía, como habíamos dicho antes y le permite que ellos a través de investigaciones, interacción, y otras formas de experiencias realicen las asociaciones necesarias para ir construyendo lo que ellos entiendan es su nuevo conocimiento.

Es así como el proceso de aprendizaje tendrá significación para ellos, y serán capaces de darle uso prácticos a los nuevos conocimientos.

Pero como dice Boggino en su libro “Convivir, aprender y enseñar en el aula” Pág. 97, para lograr que estos alumnos den este salto. El profesor debe estar dispuesto a modificar las rutinas habituales de nuestras estrategias didácticas, a interrogar nuestros propios saberes a explorar otras vías de acceso al conocimiento. Si el profesor no da inicio a un proceso de desaprender todos los esfuerzos realizados habrán sido en vano. Ya que en el profesor esta la decisión de que el proceso de aprendizaje cambie.

El alumno esta ahí, espera, pero no espera un maestro replegado en sus saberes, un maestro que todavía añore los viejos métodos de enseñanza; no el alumno necesita un profesor que este dispuesto a seguirle de guía, para el tomar el rumbo del camino que debe seguir. Un orientador que le vaya indicando cuando ha tropezado y cuando debe seguir adelante. Solo así podemos decir que ha habido construcción de conocimientos. Para esto debemos asumir la frase de Gabriela Mistral “Para enseñar hay que amar”
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